

Es probable que durante la época de otoño-invierno nos resfriemos, tengamos anginas, dolor de cuello y con todo ello, nuestro sistema inmune esté un poco más débil. Según cómo tengamos nuestras defensas, será más o menos difícil superar estas situaciones y, aunque sí sea lo más coherente, el hecho de recuperarse rápido de un resfriado no implica que tu sistema inmune esté en buenas condiciones.
¿Sabías que hay más señales para saber si tu sistema inmunológico funciona de forma óptima?
A lo largo de todo el año y no solamente en épocas frías, el cuerpo nos va mandando señales. Muchas de ellas las hemos normalizado a día de hoy e, incluso, pensamos que son normales debido al estilo de vida que llevamos la mayoría.
Si fuéramos más conscientes de ellas, podríamos actuar de forma preventiva y no llegar a enfermar tan frecuentemente o, al menos, recuperarnos de forma rápida y efectiva.
A continuación, haremos mención a 5 señales que deberías tener en cuenta si quieres poner fin a un sistema inmune debilitado:
- Estar estresado diariamente: Es posible que hayas notado que después de un proyecto importante o de una experiencia emocional fuerte, algunas veces te enfermas. Esto ocurre porque el cuerpo secreta cortisol (la hormona del estrés) y frena al sistema inmune para poder hacer frente de forma exitosa a una situación concreta. El estrés puntual no será un problema, pero el estrés continuo va a tener un efecto totalmente distinto. El estrés crónico enferma, ya que debilita de forma continuada al sistema inmunitario, tanto innato como adquirido, disminuyendo la respuesta inmune en su conjunto; hecho que predispone a no resolver de forma eficaz una inflamación de bajo grado, un resfriado o una lesión.
- Infecciones frecuentes: Sufrir constantes infecciones puede ser una señal de tener un sistema inmune debilitado. Al no poder hacer frente como debería a los agentes patógenos que hay en el cuerpo, el sistema inmunitario no puede responder de forma adecuada y no nos puede defender frente a una situación de emergencia. Por ello, podemos sufrir infecciones regularmente o no acabar de solucionarlas e ir cronificando la situación. Si no resolvemos el problema de raíz y recurrimos a tratamientos alopáticos, aún acentuaremos más el círculo vicioso de no encontrarnos bien.
- Cansancio y fatiga: Si sientes cansancio constantemente, por mucho que duermas las horas necesarias, puede ser una señal de que tu sistema inmune está debilitado. Una de las razones por las que esto sucede es que el cuerpo centra las energías en poder resolver algún tipo de problema, inflamación, patógeno o lesión persistente y no permite destinar la energía suficiente para las tareas del día a día.
- Pérdida de cabello: la lucha constante del sistema inmune contra infecciones o, directamente, un sistema inmune debilitado, puede conllevar a la pérdida de cabello como consecuencia de una falta de minerales y vitaminas, déficit en la fabricación de glóbulos blancos, coenzimas y cofactores claves para una adecuada función inmunológica. El cabello, así como las uñas y la piel son un reflejo del estado de salud de nuestro cuerpo y debemos prestar atención.
- Alteraciones en el peso: Si tu peso no es adecuado (si tienes sobrepeso, obesidad o bajo peso) es posible que tu sistema inmune se vea afectado. Si tienes sobrepeso, un aumento en las células adiposas puede incrementar las células inmunes que secretan ciertos químicos, como las citocinas proinflamatorias, lo que produce una inflamación crónica y afectar la habilidad del cuerpo para absorber nutrientes esenciales. En la otra situación contraria, si tienes bajo peso con deficiencia nutricional y de micronutrientes (como zinc, hierro, magnesio, etc.), seguramente el sistema inmune estará más débil y notarás más cansancio, músculos y huesos frágiles. Ninguno de los extremos será bueno para el buen funcionamiento del sistema inmune.
Para saber más sobre el sistema inmune puedes revisar nuestro blog “Qué conocemos acerca del sistema inmune” y estar atent@ a los siguientes.


Andersen, C. J., Murphy, K. E., & Fernandez, M. L. (2016). Impact of Obesity and Metabolic Syndrome on Immunity. Advances in nutrition (Bethesda, Md.), 7(1), 66–75.
Morey, J. N., Boggero, I. A., Scott, A. B., & Segerstrom, S. C. (2015). Current Directions in Stress and Human Immune Function. Current opinion in psychology, 5, 13–17.
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