El estrés oxidativo es un término que utilizamos cuando nos referimos a la presencia de un exceso de oxidación en los procesos de obtención de energía de nuestro organismo.
La producción de energía en el organismo es un proceso que ocurre constantemente y que necesita de oxígeno para facilitar el crecimiento y favorecer las funciones normales del cuerpo como la actividad cerebral, el latido del corazón o la respiración. El oxígeno que respiramos produce unas sustancias oxidantes –radicales libres- implicadas en el daño genético y en nuestro envejecimiento.
Asimismo, el estrés oxidativo genera demasiadas moléculas inestables -radicales libres- en el organismo que pueden atacar a las células dando lugar a diversas enfermedades. Así, la acumulación de estos daños en nuestro genoma acorta los telómeros (parte específica de nuestro ADN) y acelera el envejecimiento prematuro de las células. Cuanto más daño mayor será la presencia de arrugas, baja visión, más canas, etc.
Causas del estrés oxidativo
- Fumar y beber alcohol
- Hábitos alimentarios poco saludables con exceso de productos procesados.
- Exceso de exposición al sol -sobre todo entre las 12 y 4 de la tarde donde hay mayor incidencia solar-.
- Ambiente industrial y contacto diario con agentes químicos o pesticidas.
- Presencia continua de estrés psicológico y mental.
- Problemas de salud.
Para balancear el exceso de radicales libres que pueden causar el estrés oxidativo, el organismo está dotado de mecanismos antioxidantes endógenos, capaces de neutralizar estas especies reactivas. Así, este mecanismo que todos poseemos se ve potenciado por una dieta rica en antioxidantes, también es importante la reducción del consumo de grasas trans, productos ultra procesados, alcohol, tabaco, entre otros muchos.
Realizar ejercicio físico de forma continua y moderada ya que se le atribuye el incremento de la capacidad antioxidante endógena.



